Han pasado dos semanas desde que la noticia de la separación de Enrique Ponce y Paloma Cuevas empezara a invadirlo todo. Dos semanas en las que se han buscado reacciones de los entornos de ambas partes en los que ha dado tiempo a hacer un examen minuicioso de quién es Ana Soria y también su familia (aquí, todos los detalles).
Lo que no queda tan claro es el punto en el que dejaron de ser la pareja modelo, no solo de cara al público, sino de puertas para dentro de su casa. Las fechas, despistan. O puede, simplemente, que el sentimiento de punto y final no fuera coincidente en ambos corazones. A las pruebas nos remitimos.
Enrique se defendía de los rumores de infidelidad la pasada semana, primero en una intervención fugaz en la televisión y luego en una entrevista exclusiva para un medio impreso. Sostenía que no comenzó con Ana hasta que lo suyo con la que ha sido su mujer durante el último cuarto de siglo tocó a su fin. Que la relación comenzó hace aproximadamente medio año, aunque las cosas con Paloma no funcionaban desde hace más de un año.
Entonces, ¿por qué Paloma colgó una imagen de su luna de miel hace seis meses? En Instagram, para más señas. Poniendo de relieve lo jóvenes que eran y la perspectiva que por aquel entonces tenían de la vida. Una foto que pasó desapercibida en su día, pero que hoy da para reflexionar si ella era consciente de que el diestro se le escapaba para siempre.
Sea como fuere, lo cierto es que Cuevas sigue refugiada pasando esta especie de duelo que siempre es el poner fin a un romance tan longevo como el que ellos han vivido. Junto a sus hijas, su familia y un círculo de confianza que ha cerrado filas para preservar su intimidad.
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