Borja Thyssen, el niño que creció con dos padres, “uno rico y otro guapo”

Corría el año 1980 cuando Carmen Cervera (77), por aquel entonces conocida por haber sido Miss España, ser la viuda del actor de Hollywood Lex Barker y después haberse casado con el conocido productor de cine y playboy venezolano Espartaco Santoni, y haber participado en unas cuantas películas, daba a luz a su primer hijo, Alejandro Borja (40).

Pocos meses antes, Cervera había aparecido en la revista Interviú tomando el sol desnuda en avanzado estado de gestación. Las fotos, que había hecho una amiga suya, la actriz Paula Pattier, fueron publicadas sin su permiso. Carmen decidió no revelar quién era el padre de su hijo hasta 20 años más tarde. Entonces contó que se trataba de Manuel Segura, publicista de Santander, con el que mantuvo un romance discreto a finales de los setenta y que ha fallecido este miércoles tras luchar durante varios años contra un cáncer.

“A pesar de tener un hijo en común, que es Borja, Manuel Segura y yo, por razones del destino, no llegamos a casarnos, aunque siempre hemos seguido teniendo una gran amistad”, contó la baronesa en sus memorias Yo, Tita Cervera durante el verano de 2009. Manuel siempre estuvo en un discreto segundo plano y asumió la elegida maternidad en soledad de Tita, que apenas un año después de dar a luz conocía al barón Heinrich von Thyssen-Bornemisza. El pequeño Borja creció en un hogar feliz. El magnate y coleccionista de arte 22 años mayor que su madre le acogió en su hogar y unos meses antes de su boda, fue bautizado y adoptado por el barón en una misma ceremonia en Nueva York.

Tita y Heinrich tardaron cuatro años en poder darse el ‘sí, quiero’, ya que el barón estaba divorciándose de su cuarta esposa, Liane Denise Shorto, cuando conoció a Carmen. La boda civil se producía en agosto de 1985 en Daylesford, Inglaterra, y al mes siguiente celebraron una gran fiesta en la que estuvieron invitados los condes Spencer, padres de Lady Di, o Gunilla von Bismarck.

Su abuela materna, su segunda madre

Borja siempre consideró al magnate como su padre y creció feliz junto a él y su madre rodeado de arte, viendo películas de Disney y envuelto en el ambiente de la alta sociedad. El niño se convertía en 1984 en el quinto hijo del barón, que ya tenía otros cuatro hijos: Georg (70), de un primer matrimonio con la princesa Teresa Zur Lipp; Francesca (62) y Lorne (57) de su matrimonio con la modelo Fiona Campbell; y Alexander (46) del cuarto matrimonio con la brasileña Denis Shorto. Los hermanos de Borja siempre le vieron con recelo, ya que era el que más cerca estaba del barón, que estaba locamente enamorado de Tita Thyssen. Uno de los regalos que le hizo al niño fue un valioso cuadro de Goya para que comenzara así su propia colección.

El hijo de Carmen Cervera vivió su infancia en Villa Favorita, un espléndido palacete del siglo XVIII frente al lago Lugano en Suiza, que en 2015 vendería su madre por 60 millones de euros. Cuentan que pese a mantener en absoluto secreto la identidad de su padre biológico, Tita sí que permitió a Manuel Segura visitar algunos fines de semana a su hijo sin que nadie se enterase, por lo que Borja mantuvo buena relación con él desde pequeño. El niño fue educado como un aristócrata bajo la estricta supervisión de una institutriz y, sobre todo, de su abuela materna, María del Carmen Fernández de la Guerra y Álvarez (fallecida en 1992), a la que él llamaba ‘Mami’ y que fue quien le enseñó a leer y escribir.

La madre de Tita se había separado de su marido cuando la niña tenía cinco años y se mudó con ella y sus dos hermanos a la zona alta de Barcelona. Los esfuerzos de María del Carmen para que su hija tuviera una educación selecta hicieron que la joven Tita estudiara en varios centros privados internacionales en la Ciudad Condal, como el Colegio Lestonnac y el Mary Mount International High School. El objetivo de la madre de Tita era integrar a la joven en el ambiente más propicio para conseguir el éxito social.

Un niño entre obras de arte y subastas

Borja nunca fue un gran estudiante pese a haber estado matriculado en los mejores colegios de Suiza y Madrid. Siempre tuvo cerca una corte de profesores particulares que trataron que terminara el Bachillerato sin demasiado éxito. Cuando llegó a la adolescencia, Borja y su familia se mudaron a Madrid y se instalaron en una mansión con 38.000 metros de jardín en la exclusiva urbanización de La Moraleja, en el norte de la capital. Pronto cambió ver la televisión por asistir con su madre a subastas por todo el mundo. “Quiero que se empape bien del mundo de la pintura, quiero que me ayude en todo lo que se refiere a la colección Thyssen”, decía una orgullosa baronesa sobre la figura de su hijo.

Borja se movía con soltura y cierta timidez por los pasillos de las galerías de arte más famosas y escuchaba con atención a su madre debatir sobre una compra con un experto en arte o incluso con reyes o los ministros de Cultura de la época. Si inscribió en varias universidades privadas para llevar a cabo estudios de Economía. Gracias a sus viajes y a la figura de su abuela aprendió inglés, francés e italiano a la perfección. Con 20 años, Borja ya contaba con una colección privada de unas veinte obras de arte y con varios coches de alta gama en los garajes de las mansiones que su padre adoptivo tenía repartidas por todo el mundo.

Tras la muerte del barón en 2002, Borja, además de tener una colección de joyas históricas y varias mansiones, heredó más de 13 millones de euros y en el horizonte, una colección de arte de más de 600 piezas con valor estimado de 150 millones de euros que incluye el preciado Mata Mua, cuatro estatuas de Rodin y otras piezas que algún día podrían pasar a su pinacoteca.

Con siete años conoció a su padre biológico

El secreto del verdadero padre de Borja salía a la luz en 2009. "Conocí en una cena a Manuel Segura. Nos reímos mucho, conversamos y bailamos también mucho. Empezamos a salir y hablamos de boda. Él era soltero, pero yo creía que seguía casada con Espartaco", decía entonces Tita. Pero el joven sabía desde mucho antes de quién se trataba. "Cuando Borja cumplió siete años, reuní en su presencia a Heini y a Manuel Segura". La relación de Borja con su padre biológico fue cercana, pero no la que se podría considerar de un hijo con su padre. “A Borja lo quiero un 80 por ciento de amigo y un 20 por ciento de padre. El cariño se hace con el trato. Conmigo siempre ha sido muy cariñoso, siempre nos damos dos besos”, decía el publicista en una entrevista en televisión meses después de salir su nombre a la luz y añadía que al darle la noticia al niño, Tita añadió “tienes mucha suerte de tener dos papás… uno rico y uno guapo”.

“Mi relación con Borja empezó cuando tenía siete años. Vinieron a verme la madre y el hermano de Carmen a Marbella y me dijeron que Tita y el Barón iban a casarse y que él quería adoptar al niño. Yo les dije que hicieran lo mejor para el niño. Al principio tuve poca relación, lo vi con un año y luego cuando ya tenía dos”, explicó Segura. Pero tras darle la noticia al niño, las visitas fueron más frecuentes. “Yo he tenido bastante relación a partir de los ocho años, luego él pasó una temporada en Lugano, pero a los ocho casi todos los sábados me llamaba la madre de Tita y le iba a buscar, jugábamos al pádel en la Moraleja”, relató. El heredero de Carmen Cervera nunca llamó ‘papá’ a Manuel y él admitía que con Tita llegó al acuerdo de no darle sus apellidos porque “en la vida lo que no hay que ser es falso, a mí los niños nunca me han enloquecido”.

Sobre la educación que recibió su hijo, comentaba que le hubiera gustado que estudiara más. “Tita que le quiere con el alma, se ha desvivido por conseguir para él un futuro. Ella en esa etapa tenía muchos viajes, tenía que acompañar al barón y Borja tenía una sobreprotección de hijo único con dinero, con miedo a que lo raptasen”.

Mediador en el conflicto madre e hijo

Segura jugó un papel fundamental en los enfrentamientos entre madre e hijo tras la boda de Borja con Blanca Cuesta en 2007, boda a la que sí fue Manuel y no la propia Tita, que durante años no aprobó la relación del joven -que cuando conoció a Blanca tenía 18 años y en ese momento podía ya disponer de su herencia- con la enfermera. El padre biológico de Borja medió para que las cosas se solucionaran y desde que se hiciera público su nombre fue habitual verle salir a comer con Tita e incluso veranear con ella en su yate Mata Mua en Ibiza o en su casa de San Feliú. “Está claro que Tita no le tiene mucha simpatía a Blanca pero en Marbella salíamos a comer juntos. Había una cierta tirantez, hay que entender que es una madre con un hijo único, que ha luchado por Borja todo lo que ha podido, todo lo que tiene Borja se lo debe a Tita”, explicaba conciliador Manuel, que se convirtió poco a poco en uno de los grandes amigos y confidentes de la baronesa en sus peores momentos.

La relación de Borja y Tita con Manuel fue estupenda incluso durante los años que él estuvo casado con Paz Pastor, desde 2004 hasta 2016. La pareja vivía en una casa en La Moraleja, muy cerca de la de la baronesa, e incluso la propia Tita introdujo a Paz en su exclusivo círculo de amigos. La última vez que se vio a Tita, Borja y a Manuel juntos fue el verano pasado en Marbella donde compartieron varias jornadas en alta mar junto a la familia numerosa del joven que tiene cuatro hijos. Este miércoles se espera que tanto la baronesa Thyssen como su hijo Borja acudan a despedirle en el funeral que se celebrará en Tres Cantos, Madrid.

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