Ha pasado los últimos meses confinada en su casa- estudio de Milán, una de las ciudades que más han sufrido la pandemia. La misma que la acogió cuando decidió, a finales de los años 80, terminar sus estudios de arquitectura en el Politecnico di Milano con profesores de la talla del maestro del diseño Achille Castiglioni, y donde tuvo la posibilidad de comenzar su trayectoria profesional entre los grandes. No parece, sin embargo, que la curiosidad de Patricia Urquiola (Oviedo, 1961), hoy convertida en tótem del diseño internacional, se haya menoscabado un ápice. Pocos diseñadores en el mundo atesoran una lista de clientes como la suya: de Alessi a Morosso, Kartell, Ketall o Cassina, de la que es directora artística desde 2015, casi todas las grandes centrales de diseño internacional han contado con ella.
A esa lista se suma ahora Louis Vuitton, para la que ha creado una colección de tres piezas de viaje en consonancia con la tradición histórica de una casa que, hace más de un siglo, hizo de sus maletas y baúles un distintivo del placer de viajar. Ella ha ido más allá con estos Objects Nomads: piezas pensadas para la aventura, vista también como una posibilidad en nuestro hogar. Como si hubiera sabido que todos íbamos a querer vivir por y para el exterior.
Mujerhoy Ha comentado más de una vez que para usted es importante la adaptabilidad y flexibilidad de sus creaciones. Con estos Objects Nomads para Louis Vuitton, esta habrá sido una de sus prioridades. ¿Fueron sugeridos por la firma o le dieron total libertad?
Patricia Urquiola La experiencia con Louis Vuitton comenzó con un viaje: una visita al taller, para conocer el savoir faire de los artesanos y cómo resuelven los problemas de los encargos especiales, y a la galería Asnières, donde todo empezó. Allí puedes comprobar el enlace histórico de la firma con los viajes. De ahí el nombre de las colecciones de Objets Nomades: piezas para llevar contigo, que te acompañan, o que son un viaje visual porque estimulan el contacto con el exterior, el movimiento. Hubo una excelente comunicación con la firma, ese respeto por el tiempo necesario para encontrar las soluciones adecuadas y el coraje de atreverse a realizarlas.
M.H. ¿Qué ha tenido en cuenta en la concepción de estos objetos?
Patricia Urquiola Para Overlay Bowl, la idea nació de un juego de superposición de pétalos de cuero que, unidos, crean una canasta de retales, cuya estructura puede variar en ancho y alto. Un objeto que proviene de un gesto muy simple: un único punto de costura para unir los tres componentes de cuero, cuyo valor viene dado por el material y la forma en que se ha trabajado. Palaver Chair debe su nombre a ese árbol bajo el que los africanos se reunían para conversar. Quería diseñar un objeto simple, de dos elementos de roble muy ligeros, pero robustos. En esta estructura extraíble y portátil, las láminas de cuero perforado se extienden de manera sencilla. Y Swing Chair está concebida como una mecedora suspendida, inspirada en la forma de los bolsos: una tela que envuelve y cuerdas enriquecidas con las anillas de metal tan habituales en ellos. Se puede doblar y llevar contigo o, simplemente, tener la posibilidad de poder hacerlo: balancearse y viajar suspendidos del suelo.
M.H. Usted es una gran viajera, pero, ¿es aventurera?
Patricia Urquiola Sí, soy una aventurera curiosa. Me atraen el mar y el desierto. Recuerdo viajes por el desierto australiano, a Uluru, o por el Sáhara marroquí. O por los desiertos americanos, en busca de vegetación y arquitectura. Uno de los viajes más importantes de mi vida fue navegar de Islandia a Groenlandia, con un rompehielos y algunos amigos. No me gustan el riesgo o el peligro. Para mí, es importante la naturaleza, la relación con el tiempo, la pérdida de los deberes diarios. También la luz y los sonidos distintos… Cuando estoy en Asturias, una de las cosas que más me calma es caminar y parar para mirar el Cantábrico, con sus poderosas olas y su rugido.
Tendremos burbujas virtuales que nos seguirán en casa, el trabajo y los espacios públicos con nuestras condiciones ideales”.
M.H. ¿Esos reencuentros con el paisaje de su infancia le sirven en su trabajo?
Patricia Urquiola A Oviedo vuelvo cada vez que puedo; allí vive aún parte de mi familia. Es un vínculo fuerte, hecho de recuerdos, lugares, personas. La casa que tenía mi familia junto al Cantábrico, en Salinas, fue muy especial para mí. Una de las cocinas que diseñé para Boffi la llamé Salinas, recordando los momentos que pasé en aquella cocina con ventanas frente al mar. Una cocina donde la comida se preparaba y se comía juntos. Eso termina por volcarse en el diseño.
M.H. Desde sus comienzos, ha optado por experimentar y comenta que juega a reensamblar objetos y muebles en su estudio.
Patricia Urquiola Una de las grandes fortunas de mi trabajo es que me permite jugar, experimentar e investigar sin límites. Mezclamos materiales nobles y pobres, nuevos o reciclados, tecnología sofisticada o artesanía. Cuando no encontramos soluciones, intentamos inventarlas. Otra diversión es visitar fábricas o talleres de artesanía, entender la técnica y llevarla en otra dirección. Muchas veces, pueden ser más interesante el prototipo que el producto terminado.
M.H. Es usted una de las diseñadoras que más ha trabajado para distintas firmas. ¿Cómo ha logrado que todos la quieran?
Patricia Urquiola Cuando abrí mi estudio, era ya conocida en el sector. Pude trabajar desde el principio con clientes importantes, que trajeron a otros buenos clientes. He arriesgado haciendo un recorrido diferente en cada proyecto y he mantenido esa libertad para elegir. Pienso que me buscan porque saben que no tengo un estilo predefinido. Cuando empiezo un proyecto, parto de cero, buscando e interiorizando el ADN del cliente. Y luego intento caminar con ellos en otra dirección, sorprenderlos con una que no hayan explorado, pero que sea coherente con sus valores.
M.H. Creó su estudio en 2001. ¿Cuáles son los cambios fundamentales que ha visto en el diseño?
Patricia Urquiola La transición de lo analógico a lo digital. Me siento afortunada de poder jugar y vivir en ambos mundos. Otro cambio fundamental ha sido la sostenibilidad y circularidad del producto. No se trata solo de los materiales, la energía para producirlos y transportarlos, y las tecnologías implicadas, sino también de cuántas vidas pueden tener. El reciclaje puede aumentar el valor de un objeto y no disminuirlo, como se pensaba…
M.H. ¿Tendemos a olvidar que tras los objetos hay una filosofía?
Patricia Urquiola Vivimos en un planeta con 7,7 mil millones de habitantes. Cada uno necesita objetos, productos, servicios para vivir de la mejor manera posible, respetando el medio ambiente y a los demás. A través del diseño, estos procesos y funciones pueden mejorarse. No hay una receta única: algunos proyectos pueden ser silenciosos, sin personalidad y resolver problemas; otros pueden tener valor emotivo y emocional. Necesitamos ambos. El desafío no es solo el equilibrio del medio ambiente, sino también cómo mantener y aumentar nuestra calidad de vida y nuestros estímulos intelectuales.
M.H. Sus muebles son optimistas. ¿Dónde encuentra usted esa alegría?
Patricia Urquiola El diseño puede ser terapéutico. El gesto del dibujo es una actividad regeneradora. Por lo demás, mi trabajo es mi pasión. Pienso en proyectos en todo momento, siento una gran alegría en el trabajo que hago y me siento afortunada porque hago lo que amo.
M.H. ¿Hacia dónde cree que va el futuro de la vida doméstica?
Patricia Urquiola Hay y habrá una evolución debido al cambio que estamos experimentando. Hoy no podemos ignorar la tecnología. La iluminación, los sonidos, la calidad del aire, los olores, la temperatura, la humedad y la ventilación de un espacio se personalizarán y se automatizarán. Y se adaptarán a las fases del día, las estaciones, a lo que estamos haciendo… Tendremos burbujas virtuales que nos seguirán en casa, en el trabajo y en espacios públicos con nuestras condiciones ideales. Habrá menos diferencia entre interiores y exteriores y la creación de muchos espacios intermedios, para aprovechar la relación con las plantas y la luz natural. La forma de trabajar cambiará: podremos hacerlo en todas partes. Y lo mismo con el tiempo libre. La calidad de cada función estará en el centro.
M.H. ¿Cómo es el interior del hogar de una diseñadora?
Patricia Urquiola No tengo una casa para fotografiar. Es una casa bottega: en la parte de arriba vivo y, debajo, está el estudio. Es un contenedor de afectos: mi familia y amigos, los libros, la música. Hay algunas de mis piezas en producción; es una forma de probarlas, de darles tiempo para madurar. Y prototipos de mis maestros y amigos diseñadores. Hay objetos que he encontrado en viajes, en empresas… materiales de investigación que viajan entre mi casa y el estudio. Y luego, las plantas: me gusta tener un jardín en la terraza y estar allí siempre que sea posible. Mi hogar es una zona de confort.
M.H. ¿No siente miedo de que su creatividad se resienta?
Patricia Urquiola Nunca he tenido el problema de no saber por dónde empezar. Siempre estoy buscando estímulos, soy curiosa. Creo que la clave para mantener la creatividad activa es escuchar, mirar, hablar con personas diferentes, mirar las cosas desde otro punto de vista. Cuanto más abiertos estemos al mundo, más libremente podremos expresarnos.
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