Jane Goodall, la voz que defiende el planeta y ahora más que nunca

Con su cabello blanco recogido en una coleta, un chal sobre los hombros y delante de una estantería con fotos de su familia y sus chimpancés (su otra familia), Jane Goodall se ha convertido, a sus 86 años, en una de las voces que ha alertado de la vinculación entre la pandemia global y la destrucción de los ecosistemas naturales. La primatóloga ha cambiado sus agotadoras giras para defender la conservación de los chimpancés y de sus hábitats, por la vieja casa de Bournemouth (Inglaterra) donde nació. Confinada allí, ha grabado podcasts y vídeos, participado en charlas virtuales, actualizado sus redes sociales y leído cuentos a los niños que no podían salir de casa.

Todo sobre Jane Goodall:

  • ¿Quién es? Nacida en Londres hace 86 años, Jane Goodall es la mayor experta en chimpancés del mundo y una de las tres mujeres que en el siglo XX revolucionó la primatología, junto a Diane Fossey (que estudió los gorilas) y Biruté Galdikas (orangutanes).
  • ¿Por qué nos inspira? Porque, durante la pandemia, no ha dejado de alertar sobre el riesgo que supone, para la salud humana, la destrucción de los hábitats naturales.
  • Su próxima batalla. Goodall se ha dirigido de manera muy especial a los jóvenes, para decirles que no dejen de lado la otra gran crisis ambiental que el mundo está olvidando, el cambio climático.

Goodall descubrió muy pronto su amor por los primates. Las aventuras de Tarzán (enamorado de otra Jane), el Dr. Dolittle y un chimpancé de juguete regalo de su padre tuvieron la culpa. Con 23 años se fue a Kenia en busca de su sueño y, aunque primero trabajó como secretaria, acabó dedicando 60 años de su vida a estudiar la conducta de los chimpancés y a revolucionar con sus conocimientos la etología y la primatología.

En el Parque Nacional de Gombe Stream (Tanzania), descubrió que los chimpancés tenían personalidad propia, podían mostrar emociones como tristeza o alegría, mantenían relaciones afectivas en su grupo, sabían crear y utilizar herramientas… y también tenían un lado agresivo. Casi como los humanos.

“Lo triste –dice sobre el Covid-19– es que lo trajimos nosotros. Hemos sido muy irrespetuosos con el medio ambiente y los animales. Hemos invadido su mundo y eso ha permitido que un virus cruce la barrera de las especies”.

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