La única salida que había realizado Ana Obregón en este mes escaso desde que muriera su hijo, había sido al cementerio, para despedirse de él. Pero el pasado domingo por la tarde, la actriz abandonó la casa de su hermana que le está sirviendo de refugio en estas primeras semanas sin Álex. La ocasión, bien lo merecía.
Su madre cumplía años y todos los hermanos se reunieron en su casa. Ana Obregón, incluida. Un pequeño paso de normalidad en un entorno de confort como lo es ese hogar familiar. Porque ellos siempre han sabido cuidar los unos de los otros, y es sabido que, para Ana, sus padres son absolutamente fundamentales. No son pocas las fotos con comentarios entrañables que ha compartido en los últimos tiempos en las redes dedicados, precisamente, a ellos.
A pesar de que ella no fue fotografiada, los reporteros (y tal y como recoge la revista ‘Hola’) aseguran que Ana llegó alrededor de las seis de la tarde en un coche conducido por su hermano Juancho. Un vehículo en el que también iba la esposa de este y el que Ana se encontraba tan discretamente colocada, que no hay fotos de ella.
Una celebración que llegaba casi a la vez que esa segunda pérdida que ha sufrido, porque a última hora del domingo, comunicaba en Instagram que su perrita Luna, que estaba fuertemente unida a Álex, también nos había dejado. Una piedra en el camino de esa recuperación que tanto ansiamos para Ana después de que la vida le haya dado a probar el más amargo de los tragos.
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