El vestido blanco es un clásico de cada verano. No hay temporada exenta de él, aunque su forma varíe, su carácter minimalista, sutil, fresco y femenino es algo que permanece. Sobra decir que el hecho de que además estas prendas incrementen el bronceado de la piel es uno de los alicientes más destacados. De entre todas las versiones, desde los de punto de tirantes hasta los más formales de encaje, este año parece haber un claro vencedor que continúa con el legado de los vestidos que ya triunfaron en invierno.

La silueta voluminosa, las grandes mangas abullonadas y el estilo naïf son las señas de identidad del que ya se ha coronado como vestido del año. Sin embargo, ahora abandona los tonos oscuros y las pesadas telas como el tweed y se aligera de cara al verano vistiéndose de color blanco. Este vestido, en clave mini, se convirtió ya en una de las apuestas más repetidas del street style y, además, en una de las propuestas más aclamadas de la pasarela de la firma danesa Cecilie Bahnsen, referente en este tipo de vestidos de estilo babydoll.

Entre las expertas en moda las formas de combinarlo han sido de lo más variadas. Desde dad sandals hasta botas, pasando por zapatos de grandes plataformas o sandalias minimalistas han sido las opciones de calzado elegidas, demostrando la versatilidad del propio vestido para casar con todo estilo de complementos.

Hay un vestido en Sfera que resume a la perfección esta tendencia, contando con grandes mangas abullonadas, largo mini, de popelín y cruzado. Lo mejor de todo es que cuesta algo menos de 36 euros y aún está disponible en todas las tallas en la web.

¡Lo quiero!

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