Hace décadas estar embarazada suponía limitar en muchos aspectos el ritmo de vida normal. Vestirse era uno de ellos. Una pasaba de lucir trajes entallados y prendas de tendencia a lucir un estilo muy concreto: el de embarazada. Menos mal que casi todo evoluciona y el armario premamá puede presumir de haber sufrido una gran transformación. Ya no es necesario recurrir a marcas especializadas, una puede llevar su ropa casi hasta el final si sabe qué siluetas elegir y en ningún momento tiene por qué renunciar a su propio estilo durante 9 meses. Esta es la evolución de la moda premamá.
Del ¿embarazo? ¿qué embarazo?…
A finales de los 50 parecía que la consigna de cualquier mujer embarazada era disimular que estaba embarazada. Durante el tiempo que duraba la gestación y sobre todo en los meses más avanzados, disimular la barriga (estuviera una o no casada como era debido) era el objetivo principal. Para tal efecto se confeccionaban prendas específicas con mucho vuelo, vestidos amplísimos y abrigos a juego. Parecía que, en lugar de crecer únicamente la barriga, crecía al mismo ritmo todo lo demás.
…A mostrar el embarazo en todo su esplendor
Todo lo contrario ocurre hoy día. Las embarazadas aprovechan para presumir de barriga. Esto suele ocurrir cuando la barriga se encuentra en su máximo esplendor, es decir, durante el último trimestre cuando el vientre abultado adquiere la típica forma de embarazada. En ese momento, las prendas elásticas se convierten en las favoritas de muchas mujeres que esperan un bebé. No solo es una cuestión de orgullo sino que también ayuda a estilizar, aunque parezca contradictorio. Si no se ha ganado más peso del normal durante el embarazo, la figura de la mujer se mantiene intacta, a excpeción de la abultada barriga, claro.
Durante 9 meses te convertías en la mujer más delicada y ñoña del planeta
En la década de los 80, la más excesiva y atrevida de la historia, quedarte embarazada significaba transformarte, de repente, en una mujer romántica y delicada que rozaba lo cursi. La moda premamá, con marcas especializadas en esta etapa de la mujer, confeccionaban vestidos con volantes, lazos, colores en tonos pastel y siluetas infantiles. Como si esperar un bebé significara reencontrarse con tu yo más femenino.
El efecto mesa camilla, un mal por el que había que pasar
También durante esta década se tendía a seguir ocultando el embarazo. Incluso cuando este se encontraba en la semana 39. Lo que significaba parecer una mesa camilla andante, con lo poco favorecedor que es algo así. La cantidad de tela era directamente proporcional al tamaño de la barriga.
En el siglo XXI se ha demostrado que una mujer puede ser sexy y estar embarazada
Otro gran avance de nuestro siglo ha sido el de demostrar que por el simple hecho de estar embarazada una mujer no tiene menos ganas de sentirse sexy. El incremento de estrógenos en el organismo no siempre va asociado a una predilección por la ropa delicada y romántica. El escotazo, la pedrería, las transparencias o las aberturas atrevidas son también terreno de las embarazadas.
Nueva consigna: llevar tu ropa hasta que puedas
Mientras que antes lo habitual era dejar aparcada tu ropa para buscar entre las marcas premamá lo que mejor podía ir con tu estilo, dentro de las posibiliades, ahora se intenta ‘estirar’ la moda de pret-a-porter todo el tiempo que se pueda. Si sabes cómo, se puede vestir como siempre hasta casi el final del embarazo. Los vestidos de punto o los diseños con vuelo son los mejores aliados. Otra opción es asaltar el armario de tu pareja.
Algo que Carolina de Mónaco ya hizo hace décadas, imaginamos que ante la terrorífica posibilidad de verse reducida a un puñado de vestidos con flores de corte naïf.
Adiós a la ropa premamá para las citas especiales
Lo mismo ocurre para las bodas-bautizos-y comuniones. Que tu embarazo coincidiera con un evento parecido podía ser un auténtico drama hace años. Ahora hay mil opciones para encontrar entre tus marcas habituales un corte que se adapte a tu nuevo estado.
Meghan Markle es el gran ejemplo royal de cómo hacerlo. Con este espectacular vestido asimétrico de Givenchy que enmarcaba su figura, y subrayaba su tripa con sus manos, sorprendió en los British Fashion Awards de 2018 cuando estaba en el segundo trimestre de embarazo.
Pippa Middleton, quien no dejó nada que no hiciera antes de estar embarazada (incluso montar en bici), llevó un vestido a la boda de la princesa de York días antes de dar a luz que cualquier invitada podría haber llevado.
El corte imperio continúa
Es la única silueta que se ha mantenido impertérrita a lo largo de las décadas. El corte imperio, marcando la figura por debajo del pecho y dejando libertad de movimientos al resto del cuerpo, es el corte por excelencia para las embarazadas. Un diseño que no pasa de moda por lo que siempre se puede recurrir a él para cualquier ocasión sin importar el mes de gestación en el que te encuentres.
Opciones ‘low cost’, lo nunca visto
Otro gran avance para las mujeres embarazadas son las colecciones que las marcas de moda rápida han incorporado a sus secciones. No solo porque adaptan las tendencias a la moda para embarazadas sino también por sus precios asequibles. Invertir demasiado presupuesto en ropa que tenía fecha de caducidad echaba para atrás a muchas mujeres, algo con lo que han acabado las grandes cadenas de moda rápida. H&M marcó un antes y un después con sus pantalones vaqueros con elástico para adaptarse a la barriga. Fundamental para no renunciar a tu corte de denim favorito.
Zara, sorprendentemente, ha sido de las últimas en apuntarse a la línea premamá. Su colección a base de superposición de prendas, de vestidos de canalé elásticos y abrigos oversize es para todos los públicos, embarazadas o no.
Artículo publicado en Vanity Fair el 16 de octubre de 2018 y actualizado el 13 de octubre de 2019.
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