Con el verano llegan los vestidos florales, las faldas estupendas y los bikinis que no queremos dejar de ponernos. Pero no todo iba a ser perfecto, y el mismo calor que nos permite tumbarnos en una playa a tomar el sol, puede tener consecuencias en la piel. Y no nos referimos a lo importante que es utilizar protectores solares, sino a que tenemos que hacer pequeños cambios en nuestras rutinas beauty para que no pierdan efectividad ni se vuelvan en algo incómodo.
Porque al igual que no nos pondríamos un bonito abrigo en agosto, es posible que sea necesario modificar los productos que utilizamos para el cuidado de la piel. Y si en invierno apostamos por limpiadores en crema más suaves y humectantes hidratantes que nos ayudan a contrarrestar el clima seco de invierno, ahora es recomendable recurrir a limpiadores espumosos más completos y humectantes más livianos.
La piel sana debería poder adaptarse al clima por si sola, así que es importante darle la oportunidad de ajustarse y dejar pasar un par de semanas de verano antes de optar algún cambio. Pero también tener en cuenta el tipo de piel, porque si tenemos una piel genéticamente seca y propensa al eczema, puede que sea perezosa y opaca, y no hará falta que esperemos a ver el impacto que tiene el verano en ella.
Por otro lado, y a pesar de que la protección solar es importante todo el año, si en verano utilizamos una crema SPF todos los días, no es necesario utilizar una crema hidratante adicional. Actualmente existen en el mercado cremas solares con un alto nivel de protección que además cuentan con ingredientes que ralentizan el envejecimiento y mantienen nuestra piel hidratada, por lo que podremos proteger e hidratar nuestra piel con un solo gesto.
Los productos antioxidantes, con alto contenido en vitamina C, para protegernos de la contaminación, o aquellos que nos ayudan a luchar contra la pigmentación irregular, son dos buenas opciones si además de cuidar nuestra piel queremos compensarla por los efectos que el sol tiene en ella. Entre los que también se encuentra una mayor segregación de grasa y una mayor tendencia a los poros abiertos, para lo que es recomendable utilizar tónicos con ácido salicílico que ayudan a secar el aceite.
Por último, tanto la acumulación de aceite producida por el calor como el aumento del espesor de la piel tras varios días de exposición al sol hacen que nuestra piel tienda a que nuestros poros se obstruyan y aparezcan brotes. Así que es recomendable que, durante nuestras vacaciones y al finalizarlas, utilicemos exfoliantes espumosos que nos ayuden a evitar que nuestra piel sufra su propia depresión postvacacional.
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