Casi todas mis chucherías favoritas eran -y son- de color rosa. No sé si lo que influía en mi las veces que pasaba por la tienda de golosinas era el tono mágico, por no decir artificial, del azúcar con forma de nube, beso o caramelo o el supuesto sabor a fruta, pero lo cierto es que cuando estos pecados confesables pasaron a un segundo plano, las fresas -con nata o con pimienta- continuaron siendo uno de mis postres favoritos. Y puede que de nuevo por el rosa, los Chupa Chups también me gustaban, pero había uno que más que el resto e incluso más que los Kojac rellenos de chicle. Era el de fresa y nata, mitad beig, mitad rosa malva. Dulzón a más no poder, pero la unión de los dos colores era tan atractiva como su sabor.
Este recuerdo edulcorado en el sentido literal de la palabra es el que las zapatillas deportivas más portuguesas y más bonitas del verano me ha traído a unas semanas de inaugurar la estación del calor, de los viajes (a través de Instagram), de los shorts vaqueros y las bambas sin calcetines, de los vestidos vaporosos y de tirantes muy finos que sin duda van mejor con zapas que con chanclas. Será por su modelo rosa y beig de toda la vida. Seguro que es por eso.
Las zapatillas del deseo y del verano tienen nombre y apellido, año de nacimiento y una país en el pasaporte. La marca: Sanjo; el modelo: K200; su edad: casi un siglo y su lugar de origen Sao Joao de Madeira. El legado de estas zapatillas unisex con combinaciones de colores tan naïf como la del caramelo con palo más famoso de los kioscos es incluso más extenso que la de la propia golosina, pues las primeras bambas Sanjo se confeccionaron en 1933 y en los años 50 se convirtieron en un hit del mundo del deporte local.
Tras una segunda oportunidad a finales del siglo pasado, en 1997 los nuevos propietaros de la marca se empeñaron en una cosa: recuperar zapatos viejos y fotografías antiguas para reproducir el molde perdido del Sanjo. En 2010, por fin vuelven sus dos modelos más icónicos y reconocibles: K100 de bota y las K200, la versión baja de las anteriores.
© Cortesía Sanjo
Zapatillas de lona, de Sanjo. COMPRAR
De lona (como las Superga) y con puntera (como las Converse) y suela de caucho, las Sanjo son la opción romántica, retro y más en tendencia del verano, y bien lo saben las portuguesas más estilosas. Por la historia que tiene detrás, porque son tan nuevas como viejas y porque sus combinaciones de colores hacen que nuestras pulsaciones suban, los próximos meses llevaremos estas zapas y no otras.
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