Periodista por licenciatura e ilustradora y modelo por vocación, Bego Martín es a sus 27 años una de las artistas gráficas más solicitadas. Ha publicado el libro Los huesos del corazón (Ed. Lunwerg), colabora con firmas de moda y acaba de presentar una colección cápsula para la firma francesa Zadig & Voltaire. En esta sesión de moda (que acompañamos con sus propias ilustraciones) y en la entrevista posterior, la tecnología es también protagonista y pone de manifiesto que la conectividad digital que ha impuesto la realidad sanitaria es una oportunidad para explorar nuevas vías.
Dibujo lo que me gusta en la vida».
La producción se ha realizado a través de videollamadas múltiples y ordenadores; teléfonos inteligentes, aplicaciones y redes sociales han sido las herramientas necesarias para hacer a distancia fotografías, entrevista, diseño gráfico, ilustraciones, edición… Pero, como puntualiza Bego Martín, “el factor humano sigue siendo el imprescindible y no hay máquina que lo sustituya. Si no fuera por y para nosotros, nada tendría sentido”. Hija de militar, nació en Pensacola (Florida, EE.UU.), a los dos años el destino familiar la llevó a Rota, luego a Canarias… A los 17 aterrizó en Madrid y en la capital continúa feliz, con su pareja, el cantante Dani Martín, y con su vida.
Mujerhoy Estudió Periodismo y Comunicación Audiovisual. ¿La ilustración es una vocación autodidacta?
Bego Martín No sabría decir el origen exacto, dibujo desde muy pequeña, ni me acuerdo. Como todos los niños, dibujaba a todas horas, en el colegio, en casa… Y quizá la diferencia es que nunca lo dejé, continué dibujando y buscando inspiración en todo lo que me gusta y me sorprende de la vida.
M. H. ¿Cómo dio el primer salto profesional?
B. M. En las redes sociales. [Risas] Digamos que soy fruto de las redes sociales, que son un instrumento muy poderoso para dar a conocer todo tipo de trabajos y de cosas que quieras mostrar al mundo. Fue entonces cuando me llamaron de la editorial.
M. H. Entró por la puerta grande y publicó Los huesos del corazón.
B. M. Fue muy emocionante, hubo un antes y un después del libro. Tener esa oportunidad me impresionó, porque es una editorial que cuida mucho sus libros y, de pronto, me vi rodeada de ilustradores a los que siempre había admirado. Es una recopilación de trabajo de años, ¡fue muy emocionante!
M. H. ¿Está ahora con otros proyectos similares?
B. M. Me gustaría publicar otro libro con más calma, sin tanta presión como la que viví con el primero. Quiero volver a vivir esa sensación más tranquila. Después de un trabajo con el que se generó tanta energía, tanta entrega, cuando lo vi finalizado tuve la sensación de vacío. Estoy también desarrollando varias ideas para una exposición. Cuando surgió toda la crisis del coronavirus, estaba en México y tuve que venirme rápidamente. En este tiempo hay gente que ha reaccionado con la acción; yo, sin embargo, estoy viviendo una catarsis personal y creativa. Algunos hemos parado un poco a reflexionar para salir reforzados.
M. H. ¿Por qué hay tantas calaveras en su trabajo gráfico? Puede resultar algo tétrico.
B. M. México fue el origen de esa pasión que tengo por las calaveras, por esas Catrinas maravillosas. La primera vez que las vi me quedé muy impactada, pero no de una manera negativa ni triste. Allí no tienen connotaciones negativas y yo las veo como algo positivo: son muy coloridas, tienen muchas flores y no me transmiten negatividad alguna. Entiendo que a algunas personas les puedan resultar quizá un poco deprimentes por cuestiones culturales, pero no es mi caso en absoluto. Y en la moda están muy presentes, las tenía muy presentes tanto Alexander McQueen como Zadig & Voltaire en sus orígenes.
M. H. ¿Surgió así la colección con Zadig & Voltaire?
B. M. Como también trabajo como modelo, las colaboraciones con firmas han ido surgiendo de forma natural. Cuando voy a los desfiles siempre enseño mis dibujos, me gusta que los vean. Así surgió la primera, con Miss Hamptons, y después llegó Adidas. Con Zadig & Voltaire llegó hace un año, tras una comida en Madrid en la que estaba Cecilia Börnström, la directora creativa, una mujer muy inteligente, cautivadora. Tuvimos muy buena conexión, le enseñé mi trabajo y meses después me llamó para proponerme que hiciéramos la colaboración.
M. H. ¿A qué se debe el boom de la ilustración en la moda?
B. M. Era necesario dar un paso más allá, parecía que la ilustración estaba relegada a un sector más concreto y pequeño, cuando tiene infinitas posibilidades en la moda, el diseño editorial, el diseño gráfico…
M. H. También es un momento dulce para la ilustración española.
B. M. Sí, hay mucho talento y se estaba desperdiciando. No se aprovechaba lo suficiente la calidad y el talento de ilustradoras e ilustradores españoles; pero parece que ahora se empieza a entender.
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