Me encanta la comida tradicional, de cuchara, de madre, de abuela, regional, española… La de toda la vida. Pero confieso que nunca digo nunca a flirtear con la fusión. Basta cambiar el vinagre por un chorrito de salsa de soja, la pimienta molida por un bulbito de jengibre fresco rallado o el orégano y el tomillo por una cucharada de pasta de curry para salir disparado desde el mediterráneo hasta India, Turquía, Japón o Marruecos en lo que tardan en hervirse unos fideos (noodles, claro). Mi último sello en el pasaporte: un wok al curry verde que no tengo palabras.
Ingredientes para cuatro:
Un calabacín
Una cebolla morada
Medio pimiento verde, medio rojo y medio amarillo
Una manzana golden
Medio vaso de quinoa roja, blanca y negra
Una taza de garbanzos cocidos
Coco rallado
Un puñadito de frutos secos (almendras, pistachos y pipas de calabaza)
Jengibre fresco
Aceite de oliva virgen extra
Sal
Para el curry verde:
Una lata de leche de coco
25 gramos de pasta de curry verde
Cúrcuma
Un chorrito de zumo de limón
Ralladura de limón
Cilantro fresco picado
Hojas de lima o limón
Aceite de oliva virgen extra
Media cucharadita de panela
Pica la cebolla fina. Lava y corta en dados los pimientos, la manzana y el calabacín (sin pelar) y saltéalo todo en un wok o sartén grande con un poco de aceite de oliva y cúrcuma y jengibre frescos rallados. Añade los frutos secos y sigue salteando hasta que estén dorados. Reserva.
En un cazo aparte, prepara la salsa de curry: calienta una cucharada de aceite de oliva y añade la pasta de curry verde. Cuando esté disuelta, añade la leche de coco y cuece suavemente a fuego lento para que el curry se integre. Añade las hojas de lima y cuece sin dejar que hierva durante unos minutos.
Apaga el fuego y añade el zumo y la ralladura de limón y la panela y mézclalo bien para que se integre. Por último, añade el cilantro picado y reserva. Aparte, lava y escurre la quinoa y cuécela en agua con sal durante 12 minutos. Escúrrela, mézclala con la taza de garbanzos cocidos y reserva.
Mezcla la quinoa con el sofrito de verduras y frutos secos, sírvelo en una fuente honda y espolvoréale encima coco rallado. En un cuenco aparte, sirve la salsa de curry bien caliente. Acompáñalo con pan de pita tostado cortado en bastones y agárrate fuerte: con la melosidad de los garbanzos, el dulzor de la leche de coco, el crunchy de los frutos secos y la bofetada exótica del jengibre y el cilantro, será un viaje que no te esperas.
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