Muy enamorado de Yuly, su mujer, quien le describe como un auténtico padrazo, Fabián Ríos está aprovechando esta cuarentena para pasar más tiempo con su familia y estrechar los lazos que su agenda profesional no le ha dejado hacer tanto como le gustaría. Así, lleva más de un mes metido en su casa con su mujer y sus hijas, algo con lo que está encantado ya que las grabaciones de sus series se lo habían impedido hasta ahora.
Según él mismo reconoce, cada temporada de Sin senos sí hay paraíso, el último éxito de Telemundo que coprotagoniza con Carmen Villalobos y Catherine Siachoque, eran meses de trabajo en Colombia, lejos de su familia. Por eso, esta cuarentena y el hecho de poder volver a estar con los suyos le ha hecho reflexionar sobre el tren de vida y viajes que estaba llevando hasta ahora. «En esta cuarentena me he dado cuenta que no valió la pena. Toda esa cantidad de dinero que he ganado durante todos estos años separado de ellos (familia), la verdad no me ha servido para nada», ha declarado a la agencia de noticias Mezcal.
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Sin embargo, esto no significa que vaya a dejar el mundo del espectáculo, sino que lo hará con unas condiciones inamobibles a partir de ahora que le permitan conciliar su vida laboral y personal mucho mejor: «Así que si mañana Telemundo me dice que me tengo que ir a México, me voy a México, pero me voy con Yuly y con mis hijos, y allí ellos van a estar conmigo trabajando «home school», que ya nos dimos cuenta que es maravilloso estudiar así, pero la familia unida».
De esta forma, Fabián asegura que la forma en la que pensaba era un completo error. «A veces nosotros los hombres, cuando somos padres, nos preocupamos solamente por traer el dinero, juguetes, cosas materiales para llenar el vacío de nuestra ausencia; y cuando estoy aquí en casa con ellos durante cuarenta días sin salir, me doy cuenta que mi hija, en particular, lo único que me demanda es tiempo», asegura. «Y mi hijo y yo estamos creando un lazo muy fuerte, tiene un año y medio ya, tan pequeñito y ya entiendo su lenguaje, sé cuando tiene hambre, cuando quiere dormir, y cuando quiere jugar conmigo».
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En este sentido, ha sido preguntado sobre la diferente entre ser padre de un niño y de una niña, algo que Fabián tiene claro: «Yo creo que en la parte basta. Yo con Lucía no era capaz de jugar basto, me daba miedo, y ahora con este muchacho nos agarramos a golpes, ha sido esa parte brusca y bonita entre papá e hijo».
Mientras que en cuanto a las labores del hogar, ha destacado que siempre se encarga de sus tareas, lo que ha hecho que cambie de opinión acerca de lavar la vajilla: «A mí me gusta lavar los platos, me fascina. Antes, cuando era niño lo odiaba, pero ahora hasta canto canciones lavando los platos. Me encanta tener mi casa como un templo, me gusta la limpieza, el orden, entonces yo estoy feliz aquí, la verdad podría vivir en cuarentena doscientos años más»
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