Hay episodios en la vida que marcan para siempre, y la marcha de una madre, lo hace manera inevitable. Más aún si la unión era como la que mantenían Angelina Jolie y la suya, Marcheline Bertrand, que falleció hace 13 años como consecuencia de un cáncer de ovarios. La actriz le ha dedicado una carta pública, a modo de homenaje, en la que abre sus sentimientos sobre todo lo que experimento con esta pérdida.
Ha sido en las páginas de ‘The New York Times’ donde ha vertido esas palabras a caballo entre la reflexión y un desgarro que no ha sido capaz de mitigar con el paso de todos estos años, y que le sirvió para experimentar ciertos cambios interiores de los que, ahora, hace partícipe al mundo entero.
«Cuando miro atrás veo cuánto me cambió su marcha. No fue de repente, pero muchas cosas dieron un giro dentro de mí», explica Jolie, que sostiene que esa metamorfosis en ella no se dio de la noche a la mañana. Fue un proceso paulatino hasta moldear a la mujer que hoy vemos en cada alfombra roja, pero también detrás de este mensaje con el que se sincera.
«Perder el amor, abrazo y calidez de una madre es como que te arrebaten una manta protectora«, se desahoga en un sentir que, seguramente, en estos momentos que está atravesando la población planetaria, es más sencillo de encontrar una conexión o un vínculo de empatía con ella. Y no se corta a la hora de explica cómo marcó a su familia entera el hecho de que su padre le fuera infiel.
Sus sueños de convertirse en actriz se fueron diluyendo al encontrarse a sí misma»
También a cómo admira que diera ese paso de pedir, unos años más tarde y cuando no estaba tan a la orden del día como ahora, el divorcio: «Prendió fuego a su sueño de una familia, pero siguió disfrutando de ser madre. Sus sueños de convertirse en actriz se fueron diluyendo al encontrarse a sí misma, a los 26 años, con dos niños y un ex famoso que le hacía sombra».
«Después de su muerte encontré un vídeo de una interpretación suya en un corto, era muy buena, todo era posible para ella. Pero ahora, con mis niñas creciendo y con edades que yo recuerdo de mi infancia como hija, redescubro a mi madre y su espíritu», se sincera Angelina antes de realizar una conclusión tierna, pero que desprende dolor: «Ahora sé lo que es estar sola y abrazar con mi abrigo a aquellos a los que quiero. Conozco el sentido de gratitud arrollador por ser suficientemente fuerte para mantenerles a salvo».
Unas palabras que, en un plano secundario, desprenden un aroma a esa separación de Brad Pitt a la que asistimos, dejándonos en ‘shock’ porque veíamos en ellos a la pareja perfecta forjada en Hollywood, en septiembre de 2016.
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