No los llames 'homewear' si los puedes llamar 'de fiesta': 9 vestidos lenceros que podrían ser tus futuros looks de terraceo

Kate Moss no inventó el sleep dress y tampoco lo hizo Calvin Klein, pero si una modelo y un diseñador sacaron rédito de la prenda que mejor definió la moda de los noventa fueron ellos. Ella lo eligió para ir a una fiesta sin saber que ya era famosa, que treinta años después su estilismo seguiría mereciendo artículos y mucho menos que combinar chanclas de piscina con vestidos de noche marcaría un antes y un después. Quizás entonces no; ahora sí. "Fue la primera vez que me persiguieron los paparazzis. No sabía por qué todo el mundo estaba tan emocionado, ¡en la oscuridad del apartamento de Corinne en el Soho el vestido no era transparente!”, confesaría después. Bajo esos metros de tela que dejaba ver todo lo que supuestamente tapaba, el vestido de la jovencísima top model mostraba su pecho y unas braguitas negras. El resto, más que historia, es moda, y junto a ella, Calvin Klein hizo lo suyo.
 

© Cortesía

Con o sin intención, diseñador y maniquí se apropiaron de la prenda inspirada en los camisones o combinaciones de la que toda fiesta que se celebrara en aquella década era testigo. La modelo inglesa por supuesto que los llevó de mil maneras y colores, pero también Gwyneth Paltrow acompañada o no de su pareja de entonces, Brad Pitt, en tonos satindos, con o sin cola y siempre encajado en las caderas; la mismísima Lady Di eligió uno en azul noche y puntillas cuyo patronaje firmaba Christian Dior para acudir en 1996 a la Gala MET combinado con un chocker de perlas. Sarah Jessica Parker dentro y fuera de la serie los lucía sin parar, Sofia Coppola en sus estrenos y con medias de cristal, Courtney Love con su mítica corona, y también ellas, Rachel Green y Jennifer Aniston; esta última hace apenas unos meses recibió por su John Galiano vintage blanco para Dior durante los premios Screen Actors Guild Awards (SAG) infinidad de halagos; todos merecidos por cierto.

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Y es que el vestido de tirantes finos, con o sin escote en cascada, pero casi siempre tanteando los tobillos es, desde entonces, uno de los infalibles de las alfombras rojas y desde unas cuantas temporadas de nuestros armarios. Las firmas los confeccionan en masa sin importar la estación  (Rihanna los lleva llueve, truene o haga un calor asfixiante) o la tendencia, y ante la cantidad de opciones es imposible no rendirse a ellos.

Si hoy los llevas para pasearte elegante por casa, mañana te servirán para lo mismo, pero en cualquier terraza. Nuestra opción es llevarlo siempre descalza, con sandalias planas, chanclas o zapas. Como Kate en los 90. Como Kate en 2020.

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