El acné no es un problema exclusivo de la adolescencia y son muchas las mujeres que en su treintena tienen que seguir luchando contra los dichosos brotes. Y es que las principales causas del acné no son exclusivas de la juventud, y en cualquier momento de nuestras vidas podemos ver cómo aparecen en nuestro rostro los indeseables granitos por culpa del exceso de grasa, las bacterias, las células cutáneas que bloquean los poros y la inflamación. Las fluctuaciones hormonales, el estrés y la dieta también juegan un papel importante a la hora de encontrarnos los dichosos granitos en nuestro rostro.
Es importante diferenciar entre los brotes ocasionales y el acné adulto persistente. Si los granos aparecen casualmente, aquí y allá, la causa puede ser difícil de identificar, y puede deberse desde una exfoliación en exceso hasta los productos que utilizamos para cuidar nuestro cabello y terminan llegando a nuestro rostro por culpa de la almohada.
El acné crónico, como su propio nombre indica, no desaparece, pero ya existen en el mercado diversos productos que nos pueden ayudar a combatirlo. Actualmente se investiga sobre cómo el microbioma, la colonia de bacterias y organismos que viven en nuestra piel, podrían tener relación con afecciones como el acné y la rosácea.
Productos como la espironolactona, un medicamento leve para la presión arterial, pueden ayudarnos a combatirlo gracias a su capacidad para suprimir los andrógenos. Pero ingredientes como el aceite del árbol de té también pueden ser beneficiosos a la hora de purificar y limpiar nuestra piel.
Los especialistas también recomiendan que nuestros tratamientos hidratantes estén compuestos por cremas ligeras que no obstruyan los poros. Un tratamiento que tendrá aún más éxito si somos capaces de identificar las zonas de nuestro rostro que necesitan hidratarse, mientras ignoramos otras que no lo necesitan.
También es importante identificar el tipo de acné que tenemos, ya que no es lo mismo luchar contra los puntos negros que contra unas protuberancias rojas que probablemente estén causadas por bacterias. Mientras que para los primeros el ácido salicílico ayudará a eliminar el exceso de grasa, para los segundos el peróxido de benzoilo acabará con las bacterias y reducirá la inflamación.
Aplicar demasiados productos en nuestro rostro, o limpiarlo con demasiada frecuencia también puede acabar siendo perjudicial para nuestra piel. Tan importante como tener una rutina saludable es llevar una dieta saludable en la que el pescado, la fruta fresca y las nueces están presentes habitualmente.
Por otro lado, si los brotes surgen en épocas de stress tendremos que aprender a relajarnos y el yoga o la meditación pueden ser claves para terminar con las fluctuaciones hormonales que aumentan la producción de aceite y provocan los brotes.
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